En el jardín hay un cerezo dormido,
pero parece muerto.
pero parece muerto.
Este otoño comenzó a sentirse apático,
y la dejadez se apoderó de su espíritu.
y la dejadez se apoderó de su espíritu.
La vida, cansada de verle abúlico y desastrado,
decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo
para reflexionar sobre su relación,
y se marchó de vacaciones,
dejándole en un estado de abatimiento
dejándole en un estado de abatimiento
que hizo que se fuera consumiendo poco a poco
hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora:
el aletargado esqueleto de un cerezo;
una osamenta de madera clavada al suelo,
que sólo espera que regrese la vida.