viernes, 30 de septiembre de 2016

Falta de concentración


Desde que he empezado a estudiar estoy yendo a la sala 
de estudio que tengo cerca de casa,
 pues aquí me es muy difícil ponerme a ello, 
hay demasiadas distracciones, 
demasiado ruido y mucha gente, 
siempre hay algo que me impide coger el temario y ponerme a estudiar. 
Me resulta realmente imposible. 
No me centro.
Por eso tomé esta decisión. 
Es la primera vez que acudo a este tipo de salas. 
Y se me hace raro a la par que duro;
 no es fácil entrar en un sitio que, generalmente, está lleno de gente en silencio y que,
 cada vez que se abre la puerta, todos los ojos se dirigen hacia a ti. 
Es muy incómodo. 
Pensé que al estudiar allí sería más sencillo, 
tendría más capacidad de concentración y podría estudiar mejor... 
Nada más lejos de la realidad. 
Pues estoy nerviosa todo el tiempo, no dejo de mirar de un lado a otro y, 
lo que leo, no consigo almacenarlo. 
Es como si no tuviera memoria a corto plazo. 
Procuro hacer algunos ejercicios al respecto y... nada. 
No retengo. 
Es frustrante, porque lo estoy intentando y es algo que quiero y deseo. 
Ni siquiera allí consigo relajarme  y concentrarme. 
Hago mis esquemas, resúmenes, escribo, reescribo, leo y releo,
incluso echo mano de Internet  para documentarme y visualizar el temario... 
Hay momentos en los que hasta me da bajón, es decir, sueño... 
cansancio, agotamiento... y sobre todo, desesperación, 
me pongo más nerviosa al ver que no "me entra la materia"
Hace tanto tiempo que no estudio que se me está haciendo un poco cuesta arriba, 
tanto, que hay momentos en los que me pregunto si he hecho bien
 matriculándome a estas alturas en un curso... 
Y eso que me planifico los días, 
me hago mis horarios para tener tiempo de realizar todo, 
tanto trabajo, casa y estudios... 
para llevar un orden 
y hacer cada cosa en su momento...
Sin embargo, estoy distraída, confusa, inapetente... 
¿Será la falta de costumbre?



lunes, 26 de septiembre de 2016

Una pequeña escapada


Y tras tanto trabajo...
 ¡¡por fin llegó el merecido descanso!!
aunque fue breve, bien recibido ha sido.
Después del verano tan intenso que he llevado tocó el momento 
de parar un poco, respirar y tomar fuerzas y energías 
para afrontar lo que acontezca a partir de ahora. 
Me fui de fin de semana, a descansar, a relajarme y,
principalmente, desconectar de todo. 
Disfrutar de unos días de paz, calma y, como el tiempo lo permitió, 
del sol, la piscina, el spá...
En un principio tenía planeado ir con una amiga, 
una buena amiga pero por causas del trabajo de última hora,
 no pudo ser. 
Se quedó en tierra el mismo día que partíamos para allá. 
Así que, finalmente, fui sola pues
era un poco precipitado ponerse a buscar a alguien que pudiera acompañarme.
Además como ella, sé que no hubiera encontrado a nadie 
y preferí ir sola con la esperanza de que en algún momento 
pudiera escaparse y aparecer por allí. 
Mientras, yo disfrutaba de las dependencias que el establecimiento me proporcionaba, 
piscina, spá, gym, solarium... pero me faltaba algo,
 me sentía algo sola, he echado mucho de menos su presencia estos días. 
Ha sido una lástima, al final, no pudo ir. 
Eso sí, tenemos pendiente una escapada las dos,
 eso es algo que no le pienso dejar escapar. 
Lo bueno, dentro de las circunstancias, es que ésta experiencia 
no solo me ha servido para descansar y relajarme, 
sino también para hacer frente a algunos miedos 
y exponerme a la gente y a las posibles críticas,
como también ver que soy capaz de desenvolver en este tipo de ambiente 
que soy autosuficiente y puedo ir a cualquier parte.
 Y ha resultado francamente bien. 
El personal del hotel muy atento y amable en todo momento
 y, a pesar de estar éste lleno, había buen ambiente entre los huéspedes. 
Gente de todas las edades y de distintas nacionalidades, 
no hubo altercado ninguno. 
Conocí... a alguién...
El spá era algo chiquitito, pero confortable.
 Salí de él con tal relajación que estaba completamente desorientada. 
Era la primera vez que entraba a uno y, la verdad que, volvería a repetir.
Ha sido un fin de semana... interesante y...
No puedo estar más feliz por hacer cosas nuevas 
e ir superándome un poco más día a día.



lunes, 12 de septiembre de 2016

Y ahora... ¿qué?


Algunas personas me han preguntado: 
"Y ahora que has acabado los trabajos que tenías previstos para este verano 
y has cumplido con ellos, ¿qué va a pasar y/o vas a hacer a partir de ahora?" 
Poca gente sabe cuáles son los proyectos que tengo en mente 
para poner en marcha, o mejor dicho, 
que ya he puesto en marcha incluso antes de acabar dichos trabajos.
Llegó septiembre y hay que iniciar nuevos proyectos, 
al igual que muchos empiezan un nuevo curso. 
Este año tras mucho pensar y darle vueltas a la cabeza, 
al fin me he decidido y me ha salido una oportunidad que llevaba mucho tiempo aplazando, 
así que me he matriculado en un curso y he empezado a estudiar. 
Aunque me he resistido, durante mucho tiempo a ello por mis crisis amnésicas, 
le he echado valor y desde el día 1 de Septiembre ya comencé el curso. 
Tengo hasta finales de Diciembre para aprobar la parte teórica del mismo y, a partir de ahí, 
comenzaré a realizar prácticas donde consideren oportuno enviarme. 
De momento es algo que ni tan siquiera me planteo, 
estoy en la fase teórica y es un verdadero dolor de cabeza, 
pues me cuesta planificarme los horarios de estudio, 
aprender nombres, memorizar y comprender... 
¡Hace tanto que dejé de estudiar! 
Pero eso sí, estoy decidida a intentarlo.
Es una espinita que tengo clavada desde hace muchos años y que me ilusiona. 
Es una forma de abrir una nueva puerta al futuro. 
Algo que debí realizar en su día y no quiero seguir arrepintiéndome toda la vida. 
Al mismo tiempo estoy nerviosa, pues no dejo de decirme a mi misma 
"¿Qué has hecho?¿Dónde te has metido?"
 Hay momentos en los que me arrepiento. 
Me da miedo. 
Pero si algo tengo claro, si algo he aprendido durante estos duros años, 
es que si no lo intento, sino lucho por aquello que deseo, 
sino me muevo, 
voy a estar siempre estancada en el mismo lugar. 
Y si, finalmente, no consigo terminar con éxito este curso tampoco pasa nada. 
No se acaba el mundo. 
Siempre puedo volver a intentarlo, otra vez más. 
Además, no sólo voy a estar estudiando, también tengo algunos trabajos por horas. 
Algunas mañanas ocupadas, tres horitas de trabajo y a casa. 
Que también vienen bien. 
E, incluso, alguna noche cuidando a personas mayores, 
las cuales, puedo aprovechar para estudiar. 


miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿Por qué no hacerlo por mí?


La primera cosa que se nos ocurre hacer con alguien que queremos es cuidarlo, ocuparnos de él, escucharlo, procurarle las cosas que le gustan, ocuparnos de que disfrute de la vida y regalarle lo que más quiere en el mundo, llevarlo a los lugares que más le agradan, facilitarle las cosas que le dan trabajo, ofrecerle comodidad y comprensión.

Cuando el otro nos quiere, hace exactamente lo mismo.

Ahora, me pregunto: ¿Por qué no hacer estas cosas con nosotros mismos?

Sería bueno que yo me cuidara, que me escuchara a mi mismo, que me ocupara de darme algunos gustos, de hacerme las cosas más fáciles, de regalarme las cosas que me gustan, de buscar mi comodidad en los lugares donde estoy, de comprarme la ropa que quiero, de escucharme y comprenderme.

Tratarme como trato a los que más quiero.

Pero, claro, si mi manera de demostrar mi amor es quedarme a merced del otro, compartir las peores cosas juntos y ofrecerle mi vida en sacrificio, seguramente, mi manera de relacionarme conmigo será complicarme la vida desde que me levanto hasta que me acuesto.

El mundo actual golpea a nuestra puerta para avisarnos que este modelo que cargaba mi abuela (la vida es nacer, sufrir y morir) no sólo es mentira, sino que además está malintencionado (les hace el juego a algunos comerciantes de almas).

Jorge Bucay
“El camino del Encuentro”