martes, 29 de septiembre de 2015

Modificando pensamientos y creencias


Llevo unas semanas de sesiones muy duras con mi psicóloga.
Últimamente salgo muy aturdida de la consulta y es que me esta costando entender, 
o mejor dicho, cambiar mis pensamientos y creencias. 
Sé que son irracionales, sé que estos pensamientos me hacen daño y he de cambiarlos por mi bien, 
pero no termino de concebir la realidad, 
no consigo terminar de creermelos y acabo dudando de todo. 
Que yo crea o piense algo no lo hace cierto. 
Que alguien me diga algo tampoco lo hace cierto. 
Entonces, ¿qué es real? 
Que mi psicóloga me diga lo que es racional y lo que no ¿lo hace cierto?
 ¿He de creerla? 
He llegado hasta el punto de dudar incluso de ella, 
se supone que es la profesional, la que está ahí para ayudarme.
 Me cuesta distinguir entre lo que es real y lo que no. 
Sé que todo, o casi todo, está en mí y en mi cabecita, siempre lo he dicho y sigue siendo así. 
Dudas, dudas y más dudas. 
Durante mi vida he sido duramente criticada y juzgada por los demás,
 me han pasado cosas que no le deseo a nadie y mi autoestima sigue brillando por su ausencia. 
¿Por qué nos dejamos guiar por lo que dicen los demás?
¿Por qué le damos tanta importancia o credibilidad? 
Me he propuesto cambiar ideas y creencias, 
creencias que llevo muchos años a cuestas, las cuales no hacen más que martirizarme, 
pero es más complicado de lo que imagináis,
por eso estas semanas se me están haciendo cuesta arriba. 
No sé qué pensar, 
no sé como enfocar las cosas, 
no sé en qué dirección he de guiar esos pensamientos para conseguir transformarlos 
en otros más productivos y racionales. 
Somos lo que pensamos. 
O eso es lo que dicen... 
Pues bien, nada bueno pasa por mi mente, al menos lo que respecta a mi misma. 
Es muy probable que por ello no me sienta cómoda con nadie, 
si ni siquiera estoy bien conmigo.


martes, 22 de septiembre de 2015

Necesito...


Siento que me ahogo. 
Las paredes de mi habitación se me caen encima. 
No sé qué hacer ni dónde ir. 
Llevo unos días dándole vueltas a la cabeza. 
Necesito desconectar. 
Despejarme. 
Pensar.
Respirar.
Reencontrarme.
Conectar conmigo misma. 
Saber quien soy y hacia dónde voy.
Saber qué hacer con mi vida.
Poner las cosas en su lugar.
Alejarme de todo lo que me rodea por unos días. 
Escapar y perderme en otro lugar. 
Pero... ¿Cómo?
¿Dónde?

viernes, 18 de septiembre de 2015

¡¡2º Aniversario!!


¡¡Muy buenos días a todos-as!!

Hoy es un día muy especial para mí y para el blog. 
"¡¡Hoy cumplimos 2 años!!"



Aun no acabo de creer que ya haya pasado tanto tiempo desde que inicié esta aventura, 
si parece que fue ayer cuando empezaba a dar mis primeros pasitos por este mundo.
Contenta y muy feliz, porque jamás pensé que duraría tanto tiempo en la red. 
El trabajo, la constancia, la dedicación (suelo dejar las cosas a medias)

Durante este tiempo he tenido la oportunidad de conocer y leer otros blogs 
y me doy cuenta de cuan distinto es este, 
jamás imaginé que hubiera alguien que le gustase lo que escribiera 
(ese era uno de mis mayores temores) 
que empatizaran y me mostrasen tanto cariño como estoy recibiendo de todos vosotros. 
Y creo que esa ha sido la clave de que aun siga aquí.

He encontrado el modo de expresarme, de ser yo misma, 
todos necesitamos sacar lo que llevamos dentro, y con esta idea lo creé. 
Para mí es como una terapia, aunque a veces haya sentido ganas de abandonar, 
siempre intento seguir adelante, continuar, luchar; 
sois testigos y todos-as vosotros-as me ayudáis a ello.


a todos-as los-as que estáis desde el principio y a los-as que, 
poco a poco os habéis ido sumando, 
mil GRACIAS por estar aquí y hacerlo realidad, 
sin vuestra ayuda, cariño y apoyo esto no tendría sentido. 
No sé cuánto durará, el tiempo que estaré por aquí dando la lata :p 
 pero si sé que mientras dure 
lo disfrutaré tanto o más como lo estoy haciendo hasta ahora, 
aprendiendo cosas nuevas, día a día, gracias a vosotros-as 
y que sigamos compartiendo muchísimas historias todos-as juntos-as.

¡¡Feliz fin de semana!!

martes, 15 de septiembre de 2015

El paquete de galletas


Una noche estaba una mujer en un aeropuerto esperando varias horas antes de que partiera su propio vuelo. Mientras esperaba compró un libro y un paquete de galletas para pasar el tiempo. Buscó asiento y se sentó a esperar. Estaba muy absorta leyendo su libro, cuando de repente notó que el joven que se había sentado a su lado estiraba la mano, con mucha frescura agarraba despreocupadamente del paquete de galletas que estaba entre ellos y comenzaba a comerlas, una a una. No queriendo hacer una escena ella trató de ignorarlo. Un poco molesta la señora comía las galletas y miraba el reloj, mientras que el joven ladrón de galletas, sin vergüenza casi también se las estaba acabando. La señora se empezó a irritar más y pensaba para sí misma:

"Si no fuese yo tan buena y educada, ya le hubiera dejado un moretón en el ojo a este atrevido".

Cada vez que ella comía una galleta, él también se comía otra. El diálogo de sus miradas continuaba cuando se quedaba una, se preguntaban quién lo haría. Con suavidad y con una sonrisa nerviosa, el joven alargó la mano, tomó la última galleta, la partió en dos y le ofreció la mitad a la señora mientras se comía la otra mitad. Ella tomó media galleta bruscamente de su mano y pensaba:

"¡Qué hombre más insolente! ¡Qué mal educado! ¡Ni siquiera me dio las gracias! Nunca antes había conocido a alguien tan fresco..."

Suspiró con ansias cuando su vuelo fue anunciado. Tomó sus maletas y se dirigió a la puerta de embarque rehusándose a mirar en dirección en donde estaba sentado aquel ladrón ingrato. Después de haber abordado el avión y de estar sentada confortablemente, buscó otra vez su libro que ya casi había terminado de leer. Al buscar su libro dentro de su bolsa se quedó totalmente sorprendida cuando encontró el paquete de galletas casi intacto.

"Si mis galletas están aquí", ella pensó y apesadumbrada, "las otras eran suyas, y trató de compartirlas conmigo."

Demasiado tarde para pedirle disculpas al joven, se dijo lenta con mucho pesar, que ella había sido la insolente, la mal educada, la ladrona y no lo sabía.

¿Cuántas veces en nuestras vidas, hemos sabido con certeza que algo era de cierta forma solo para luego descubrir que lo que creímos era la verdad, no lo era? ¿Cuántas veces la desconfianza instigada en nosotros hace que juzguemos injustamente a otras personas con ideas preconcebidas, muchas veces alejadas de la realidad?

Por eso pensemos muy bien antes de juzgar a otros. Demos siempre el beneficio de la duda antes de pensar mal de los demás.

 JORGE BUCAY


miércoles, 9 de septiembre de 2015

Cansada de que me hagan sentir mal


Ya os he hablado en otras ocasiones sobre el chantaje emocional y cómo procurar afrontarlo, 
pues todos en algún momento de nuestra vida nos hemos visto en esta tesitura 
por parte de alguna persona cercana. 
En mi caso, y no me gusta mucho hablar de ello, siempre ha sido por parte de mi familia.
En un principio era mi abuela, en paz descanse, la que me lo hacía 
y fue toda una tortura durante años. 
Sin embargo, con el tiempo me fui dando cuenta que no era la única que lo hacía conmigo y,
 hoy día, en ocasiones aún me veo sometida a ello. 
Procuro luchar y enfrentarme a este tipo de situaciones y no dejarme llevar por ellos; 
estoy aprendiendo a decir NO alto y claro y no dejarme dominar, pero a veces... 
a una le entran ganas de ponerse a gritar y decir más de cuatro cosas... 
pero claro, no lo haces por respeto. 
Porque esas personas son tus padres y te sientes mal por hablarles de malas maneras. 
Este es mi caso; 
más en concreto con mi madre, que se empeña en dirigir mi vida; 
en decirme en cada momento lo que he de hacer, lo que he de ponerme, dónde ir, 
cómo, cuando, con quien, etc... 
y llega un punto en que ¡¡no lo soporto!! 
Vale que estoy en una especie de crisis existencial en los últimos tiempos 
y no me encuentro a mí misma, 
pero es algo que he de resolver por mi propia cuenta. 
Quizá crea que presionándome me ayuda pero... más bien es al contrario. 
Su insistencia y testarudez pueden conmigo a tal punto que llega a exasperarme. 
No entiende que ya no soy una niña pequeña y que tengo cierta edad como para hacer aquello 
que me plazca sin que estén controlándome todo el tiempo, es agotador...
Todo lo que hago está mal y lo que no, también. 
Os juro que cada día lo entiendo menos. 
No soporto esta presión que, en vez de ayudarme, 
me hace sentir más ahogada e incomprendida.
Lo peor viene cuando llega el fin de semana. 
No suelo salir mucho, y me quedo en casa de tranqui viendo algunas pelis, series,
escuchando música... lo que me apetezca hacer en el momento... 
sin embargo esto parece ser algo que a mi madre no le gusta que haga. 
Y como ella se pasa toda la semana trabajando en el taller, se empeña en salir y hacer cosas, 
lo cual veo muy bien, que en su tiempo libre le guste estar fuera de casa y disfrutar. 
Lo que no entiendo tanto es el empeño que tiene en que sí o sí
yo tengo y debo salir con ellos y, claro, aquí empieza el chantaje emocional. 
A mi no me apetece irme sola con mis padres "por ahí" como suele decir. 
¿Por ahí? Para empezar ¿Dónde es eso? 
Soy una persona que no le gusta salir sin un rumbo, sin saber a dónde, sin una meta u objetivo.
Eso de montarme en el coche y dar vueltas por darlas, no es lo mio, 
¿Hacía dónde voy? ¿Por qué? ¿Para qué? 
No sé quizá piense demasiado pero no le veo el sentido. 
Si quieres ir a un sitio, bien, vale, hazlo, pero ve tu, a mí no me obligues. 
Y claro, para salir de casa en ese plan le digo que NO y ahí 
es cuando empieza a echarme cosas en cara. 
A jugar conmigo. 
A manipularme. 
Antes no me daba cuenta de estas cosas y siempre a regañadientes cedía 
e iba a todas partes, pero ya no. 
He aprendido a plantarme y decir que NO cada vez que no deseo hacer algo, 
no pienso dejarme pisotear más ni manipular. 
Además, no es ni mi deber ni mi obligación sacarlos de casa; 
ambos pueden ir donde quieran sin tener que ir yo con ellos, 
son mayorcitos y han de desligarse de mí de una vez por todas; 
no entiendo esta dependencia que tienen sobre mí; o fijación o... lo que sea. 
Ya estoy harta. 
Aunque tengo que trabajar duro esto,
pues a pesar de no ceder, siempre consigue hacerme sentir mal, 
cada vez menos pero me siento mal y empiezo a calentarme la cabeza,
a darle mil vueltas y a decirme un sin fin de cosas. 
Y es por eso que estoy enfadada y disgustada conmigo misma. 
¿Cuándo voy a aprender a manejar mejor estas situaciones sin sentirme mal? 
¿Sin echarme la culpa y sin sentir remordimientos?
 Tengo derecho a decir No ¿cierto? 
Nadie puede obligarme a hacer algo que no quiero, entonces 
¿por qué me siento tan mal después? 
Estoy cansada de todo esto, yo solo quiero que me dejen vivir en paz. 
Tengo mis movidas como todo el mundo, más mis paranoias y no es fácil para una persona como yo, 
con sus trastornos con los cuales he de luchar y afrontar todos los días, 
como para que estén en casa echándome más tierra por encima...
Hace tiempo que desistí de que me entendieran y así se lo hice saber a mi psicóloga,
 la cual se empeñó en hablar con ellos hace unos meses sobre esto, 
sobre dejarme a mi aire y darme más libertad... 
pues bien, no ha servido para nada. 
Siguen en sus trece y yo cada día más estresada. 
Tan solo me queda que aplicar las técnicas de extinción que me están enseñando 
y procurar aguantar el tren de respuesta por parte de ellos que, 
creedme, no es nada sencillo.
A veces me pregunto... ¿seré capaz?


jueves, 3 de septiembre de 2015

Bienvenido Septiembre


¡¡Y por fin llegó Septiembre!!
Qué ganas tengo de que empiece el curso y vuelva la calma y la rutina...
 no os lo imagináis... 
después de todo un verano con los niños en casa (es decir, mis sobrinos...)
 ¡¡VIVA EL COLEGIO!! 
Y es que se me han hecho muuuuuy largas estas vacaciones de verano, 
aunque también es cierto que las he disfrutado, y mucho.
He salido y vivido las fiestas de un modo que no lo había hecho hasta ahora 
y he ido a sitios que no pensé que iría, todo un avance... 
pues he tenido tiempo para hacer todo... 
Fiestas de agua, playa, campo, cumpleaños...
¡¡Me he hecho un tattoo!!  
(Ya os hablaré de él y por qué decidí hacérmelo)
Sin embargo, tengo muchas ganas de que el verano acabe 
y todo se estabilice y regrese la normalidad, necesito paz y tranquilidad, 
algo que no he tenido estos meses; estoy muy saturada ya, 
siento que me subo por las paredes y lo que no sé es cómo he aguantado tanto tiempo 
en este estado de nervios sin explotar por algún lado; a veces, me sorprendo a mi misma. 
De echo, voy controlando algunos episodios de rabia e ira que suelo tener. Otro avance. 
Y he tenido el blog medio abandonado ¡¡No puede ser!!
He estado, como decía, liada y algo agobiada con los peques, 
son unos bichos que no idean nada bueno y están todo el día peleándose tengo
 que estar encima de ellos a todas horas... qué os voy a contar ¿verdad? 
Claro que también me lo paso en grande con ellos; son mi vida y los quiero muchísimo.
Incluso me hizo gracia algo que me dijo hace unos días mi sobrina: 
"¡¡Tía, yo quiero que tengas un bebé!!" 
A lo cual pensé: "¡Lo que me faltaba!".
A ver, no es que no me gusten los niños, pero vamos que, con mis sobrinos tengo más que de sobra, 
al menos por el momento. 
No tengo ganas ni apetece tener un niño y creo que... tampoco lo tendré en un futuro, 
salvo que por alguna circunstancia cambie de opinión, yo me planto, conmigo que no cuenten, 
bastante me cuesta cuidar de mis sobrinos e, incluso, de mí misma como para hacerme
 cargo de otra criaturita... no... no... que se esperen sentados... 
a mí no me pillan... no estoy por la labor...
Ahora tan solo quiero descansar, retomar cosas que he tenido que dejar a un lado 
por falta de tiempo, ya que los peques a penas me han dejado respirar 
y volver a centrarme en mí, mis relatos y actividades.
Quiero ver si consigo concentrarme, continuar y terminar alguno que tengo empezado 
y abandonado por falta de ideas y un bloqueo monumental.  
 ¡¡Toca ponerse las pilas!!
En cuanto empiece el cole para los peques, empezaré una nueva etapa.
He de repasar mis propósitos que me puse a final de año e intentar llevar a cabo
 alguno de ellos, o mejorarlo y seguir adelante;
 mirar al futuro, a un nuevo mañana;
seguir creciendo; 
hasta la curación de mi alma.